domingo, 30 de septiembre de 2012
MERCADO DE SANTO DOMINGO
Dentro del laberinto que forman las calles del casco antiguo de Pamplona encontramos este edificio lleno de historias; y no puede dejar indiferente a nadie ya que, mismamente yo, el sábado por la mañana después de no haber oído la alarma y despertarme corriendo para no llegar demasiado tarde, entré y en cuestión de segundos empecé a recibir sensaciones diferentes. Muchísimo movimiento, bullicio, esperas, pero sobre todo sonrisas.
El mercado es un punto de encuentro en el que niños, jóvenes y mayores pasean e interactúan, por lo que no es sólo tarea de señoras. Ya no parece raro ver a un señor con un carrito o a unos niños comprobando si son buenas las manzanas.
Me sorprendió el pequeño tamaño del interior del edificio, pero esconde rincones de lo más variopintos. Casi me iba cuando desde fuera escuché a un señor cantar. Cuando la mayoría de puestos ya estaban cerrados, el bar cogía cada vez más importancia. Una pareja de señores disfrutaba de unas copitas mientras cantaban eufóricos, quizá porque era sábado o simplemente un día más.
Salí muy contenta de aquel entrañable lugar, y no por las fotos que hice sino por el buen ambiente que se respiraba y esa sensación de que no hay prisa y poder disfrutar con la gente.
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